No Hay Culpables


No hace falta mayor esfuerzo pare encontrar, en redes sociales, medios escritos o audiovisuales, los gurus de la política y economía hacen su resto tratando de encontrar, explicar o advertir, causas, razones y consecuencias de la fiebre proteccionista que invade la política mundial. Como contraparte, en los cuatro puntos cardinales, países ricos, pobres, subdesarrollados, en desarrollo y desarrollados han encontrado entre sus hacedores de política, bien outsider o tradicional; algún vociferante profeta que habla de las mieles del proteccionismo, ha hallado parcela para sembrar el supuesto áloe vera de la salvación económica. Yo no podía hacer lo menos y en consecuencia me pliego a la diatriba enunciada.

En tal sentido, supongo que su interés en estas líneas obedece, a la necesidad racional de valorar los argumentos expresados por unos y otros. Pretendo de seguida exponer algunos elementos de hecho y disquisiciones subjetivas, cuales pretenden demostrar que, así como, la ponderada planta, el proteccionismo ofrecido termina siendo una oferta engañosa.

Primeramente, vale la pena ir unos años atrás; para identificar quien o quienes encendieron los parlantes para que estos constructores de muros y demoledores de puentes, hallara oídos en los ciudadanos de tan diversas condiciones y geografías. Ellos siempre han estado merodeando entre las sombras de la política, además siempre han tenido sus adeptos. De cuando en cuando se hacen más visibles y la esperanza de los marginados o de los que se sienten como tal, se vuelca hacia ellos. Sin darse cuenta, que los que se favorecerían por su logros serían los que han causado tal marginación.

Si pudiéramos trasladarnos entre 50 y 100 años al pasado, en cualquier parte del planeta; para constatar con propios ojos la calidad de vida de entonces. Cuántos habitantes contaban con electricidad y agua potable, cuantos estaban dentro del sistema educativo, cuantos podían acceder al sistema financiero, cuantos y que variedad de productos y servicios podían adquirir y disfrutar, que tan lejos y con que facilidad podían viajar. Para cualquier ciudadano actual, ni hablar de los llamados millennials(1), sobrevivir en aquellas condiciones sería una tarea imposible. Quizás, alguien pudiera pensar que bajo el signo de una vida sencilla, alejada de excentricidades, la subsistencia en ese tiempo pasado le sería llevadera e incluso placentera. Sinceramente yo no lo creo así, desde la tranquilidad de poder atender afecciones a la salud hasta la comida que llevamos a nuestra boca cada día, ha pasado por un proceso de modernización que favorece nuestra existencia.

Ese proceso de mejoramiento constante de la calidad de vida, sólo tiene un responsable, el intercambio. El intercambio de ideas, materiales, de tecnologías, de mano de obra, de capitales. Tal importancia tiene el intercambio que en la actualidad se discute si las publicaciones identifican, en el campo de la salud, que tanto ayudan al desarrollo de nuevas tecnologías, deben ser de acceso público como lo han sido en materias como la física y la matemática(2), durante años. El intercambio de bienes y servicios les permite a los europeos disfrutar de los tropicales mangos y a los países tropicales de las septentrionales manzanas; El intercambio de mano de obra ofrece, la posibilidad que los individuos mejoren sus condiciones de trabajo; El intercambio de tecnologías ha contribuido a la corrección de las tecnologías no sustentables. La libre circulación e intercambio de capitales, ha hecho que la economía mundial, incluso de los países menos desarrollados crezca como nunca lo ha hecho, crisis vividas de por medio sin duda. Pero incluso con tales crisis, el resultado posterior a las mismas es mejor que la situación anterior.

A pesar de lo anterior, en todas partes alguien nos han dicho y tratado de convencer que antes las cosas estaban mejor, que podemos hacer a determinado país grande otra vez. Ergo dicho lugar fue grande y ahora dejó de serlo. Sostienen, que la situación ha venido empeorando, que cada día las cosas están peor. Como dicen algunos que aquí no hay quien viva. Que la corrupción y la mala gestión pública nos han robado las más elementales soluciones de supervivencia. Que el caos está a la vuelta de la esquina. Y sólo ellos tienen la solución al problema, usualmente plagada de decisiones que limitan el intercambio.

Así las cosas, los mismos políticos que representan los partidos del estatus, nos han venido hablando durante años de las desgracias del sistema político. Incluso, aquéllos de los partido que detentan el poder se han atrevido a mal poner a sus copartidarios para procurarse el ascenso político de su persona. Igualmente, ese político opositor, cuyo partido hacía sombra o contrapeso en el respectivo parlamento, o cuyos legionarios ocupaban cargos regionales o habían hecho formula para la elección de un cargo de designación delegada. Y por supuesto están los anti-esblishment, en los cuales se justifica tal discurso pues es la única forma de procurarse los deseados cargos, a los cuales no pueden acceder bajo las condiciones instituidas. Todos ellos, tienen años despotricando del sistema que los alimenta, todos ellos en mayor o menor medida esputan un discurso de desasosiego de desolación, al parecer las cosas están tan mal, que ni siquiera haciéndolo bien se pueden arreglar. Entonces el ofrecimiento es demoler, regresar a viejos prácticas, reconstruir con base a ese pasado glorioso que se perdió, protegernos de ese mundo externo que que quiere nuestra derrota. Izquierdas, derechas, nacionalistas, proteccionistas, fundamentalistas religiosos o políticos; todos ellos han encontrado el o los culpables y vienen cargados de mágicas soluciones a nuestros problemas.

Siendo así, sólo un verdaderos salvador puede sacarnos de ese foso, alguien con una infinita capacidad de ayudar, con un inconmensurable amor por el pueblo y con un sentir patriótico como aquél de los que construyeron la república. Él será la salvación y nadie puede decir lo contrario, pues todos tienen años hablando de lo mal que estamos, él sólo está recordándonos y poniendo en nuestras manos la oportunidad de una revolución que corrija a costa de lo que sea.

Entonces el juego habrá terminado, se le entregarán los poderes mas amplios, pues sólo así se podrá emprender la heroica labor de reconstruir la república. Todo aquel que osara interponerse en su camino, discutir sus órdenes o siquiera dudar respecto a sus instrucciones; será juzgado, será señalado como obstruccionistas. Cada vez más, este salvador sumará más poderes, atribuciones; y los contrapesos naturales, políticos, jurídicos, económicos y sociales, que existen en un estado moderno irán palideciendo ante la tronancina de su voz y ante el amalgamamiento del apoyo popular a su alrededor.

Después todo estará perdido, no habrá vuelta atrás, en adelante únicamente se hablará de esperanza; del futuro mejor, ese que vendrá pronto, ese que se está construyendo día a día; aunque no se perciba. Ese brillante futuro, forjado por ese poderoso mesías. Mientras ese futuro llega queda soportar el penoso y desastroso presente, plagado de ineficiencias, injusticias, pesares, inseguridades y miserias; que son culpa de otros, de los viejos políticos, de los maliciosos industriales, de los tratados internacionales, de los medios de comunicación, de las potencias extranjeras, del foro Bilderberg(3) o de los inmigrantes; no importa si esos culpables hace días que ya no están o hace mas de una década que se fueron.

(1) "Millenials." Urban Dictionary. Urban Dictionary, 11 Nov. 2007. Web. 28 Mar. 2017.
(2) "The Shackles of Scientific Journals." The Economist. The Economist Newspaper, 25 Mar. 2017. Web. 28 Mar. 2017.
(3) "Grupo Bilderberg." Wikipedia. Wikimedia Foundation, 08 Mar. 2017. Web. 28 Mar. 2017.

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