Klun y el secreto de la selva (Un cuento para niños)

Klun era uno de los leones más jóvenes de la manada, sin embargo él era muy fuerte y rápido, por eso podía jugar como los leones jóvenes más grandes que él y a veces jugaba con los leones adultos y se reunía con ellos, cuando éstos estaban conversando sobre sus hazañas.

También Klun era muy inteligente, podía resolver problemas que a otros le costaban mucho y siempre encontraba nuevas formas de divertirse.

Los leones adultos estaban muy orgullosos de Klun, sabían que cuando fuera grande seria el líder de la manada y bajo su protección todos estarían felices y seguros. Pero los leones grandes también se preocupaban, como Klun era muy independiente a veces era difícil que atendiera a los llamados de los leones adultos, especialmente los de su padre Lot y su madre Kimba, Klun corría por las llanuras del Serengueti en Tanzania, en búsqueda de aventuras y practicando para ser un gran cazador. Cuando su padre lo llamaba Klun no respondía, a veces Lot estaba llamando por largo rato a Klun para enseñarle una nueva técnica de caza o un nuevo camino para explorar, pero Klun no aparecía, se mantenía caminando por la llanura y cuando decidía atender al llamado, era muy tarde pues su padre se había cansado de esperarlo y se había puesto a hacer otra cosa.

Una tarde Lot y Kimba habían decidido enseñarle a Klun uno de los más importantes secretos de la selva, ese secreto que hace que las personas conozcan a los leones como los reyes de la selva. Eso era muy importante para el joven Klun puesto que era seguro que cuando creciera seria el líder de la manada; pero para lograrlo debía seguir con atención los concejos que le daba su padre Lot, los otros jóvenes leones también querían ser los lideres, pero sólo aquél que conociera mejor los secretos de la selva lo podría ser.

Lot estuvo llamando a Klun por largo tiempo, pero Klun no respondía y aunque estaba muy cerca de casa y podía oír a su padre, muy claramente, estaba distraído jugando en la pradera. Al rato Lot cansado se dedico a hacer otras cosas propias de un león adulto, fue entonces cuando Klun se acerco a su padre a responder al llamado. Pero ya era muy tarde, su padre estaba cansado y no podía enseñarle el secreto a Klun.

A la mañana siguiente, cuando Klun se encontró con todos los demás jóvenes leones, todos comentaban sobre el secreto de la selva, Klun quería saber de que hablaban, pero ninguno le podía decir; ese secreto sólo se lo podía enseñar su padre o su madre, así era el código entre los leones, Klun se sintió muy preocupado y fue corriendo a su casa y le pidió al Lot que le contara el secreto de la selva. Lot le dijo que ahora no podía, pero que estuviera muy pendiente de cuando lo llamara de nuevo para contárselo.

Esa tarde y el día siguiente Klun estuvo muy pendiente del llamado de su padre, pero Lot no lo llamó; al tercer día ya los jóvenes leones no comentaban del secreto de la selva, ya todos lo sabían, no se hablaba sobre el tema; el secreto había vuelto a ser un secreto pero sólo para Klun. Él había estado pendiente del llamado de su padre pero no había ocurrido, con actitud de león estaba muy atento a cualquier llamado sin importar que tan alto o bajo fuera el tono de voz de su padre. En la noche del tercer día Lot dijo con voz pausada y sólo una vez el nombre de su hijo “Klun”; y como un rayo Klun apareció y le dijo a su padre “dime el secreto”. Lot le respondió “el secreto de la selva ya lo sabes, has aprendido a tener atención a todo lo que a tu alrededor pasa, eso te servirá para cuidarte, cuidar a los tuyos, poder cazar mejor que ningún otro y salvarte de los peligros. Estar atento, es el secreto, ya lo has aprendido”.

Comentarios

Herminia Pesquera ha dicho que…
Lo importante de este bello cuento, es su enseñanza.

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